Ricardo Castillo

Autogol

Nací en Guadalajara.
Mis primeros padres fueron Mamá Lupe y Papá Guille.
Crecí como trébol de jardín,
como moneda de cinco centavos, como tortilla.
Crecí con la realidad desmentida en los riñones,
con cursilerías en el camarote del amor.
Mi mamá lloraba en los resquicios
con el encabronamiento a oscuras, con la violencia a
tientas.
Mi papá se moría mirándome a los ojos,
muriéndose en la cámara lenta de los años,
exigiéndole a la vida.
Y luego la ceguez de mi abuelo, los hermanos,
el desamparo sexual de mis primas,
el barrio en sombras
y luego yo, tan mirón, tan melodramático.

Jamás he servido para nada.
No he hecho sino cronometrar el aniquilamiento.

Como alguien me lo dijo una vez: Valgo Madre.

Ricardo Castillo




El gran simpático

La realidad es una broma que ya me está poniendo
nervioso.
Un armario con un payaso encerrado.
No hay tiempo para hacernos guiños con los ojos,
el asunto es grave, pesado:
Todo hombre come un plato diario de confusión,
las manos se desesperan en los cabellos,
el alma se vuelve espalda.
Huele a nocaut, a cuerpo amarrado al quirófano
y el dolor, cara de serio, es un charlatán.
La realidad es un teléfono timbrando,
un telegrama de certezas muy cortas.
¡Ojo picudo!
la risa nos puede traicionar.

Ricardo Castillo



“El que no es cabrón no es hombre”

La suerte le dio el martillazo a su cochinito, sacó sus ahorros y acabó
de mandarme a chingar a mi madre.
Si seré pendejo.
No son épocas de echar el rol con contemplaciones, de
jugar al buen amigo con el pellejo.
La ciudad no da la mano, no abre las piernas, tira patadas
como monito de futbolito.
(15 de abril, a la primavera le aprietan los choclos, trae la lengua
de corbata como si le hubieran robado
toda su crema, toda su nata)
Salgo a la calle y no me queda otra que rumiar, que chupar
calcio en la Avenida Alcalde.
Mi corazón echa vinagre, mi esqueleto se marea, el muy
puto se lleva las manos a la cabeza
y dice que la muerte es un puchero sentimentalón difícil
de tragar como el pinole.
Camino de a gallinita ciega.
La tranquilidad de las 6 de la tarde me pega en las
costillas seis campanazos en todo lo alto.
Esta tranquilidad es una macana lista para cualquier
mandado;
las moscas que atormenten la seguridad del sistema
tendrán que vérselas con el Borra-Manchas.
Caminen pajaritos, circulen por favor.
Y sigo, las mujeres están buenas y frías como sorbetes,
no quieren acostarse con uno, no se atreven siquiera a
meter la mano por la bragueta.
Oh, oh desolación (esta risa es de pendejo).
Y qué pinche embuste,
qué momento para estar chingando a mi madre.
Si seré pendejo, si me faltará muchísimo para cabrón.

Ricardo Castillo




Hay que resistir entonces el vértigo de no entender
pero sentir que la carrera no es sobre las piedras
y que la tarde suena como piedras de oro
que jamás serán monedas

Ricardo Castillo



"La escritura siempre me ha interesado y nunca he visto una disyuntiva entre decir poemas o escribirlos. Simplemente me parece que son dos modalidades diferentes y complementarias de lo mismo."

Ricardo Castillo



“La poesía es un ritual de fecundidad.”

Ricardo Castillo




Las nalgas

El hombre también tiene el trasero dividido en dos
pero es indudable que las nalgas de una mujer
son incomparablemente mejores que las de un hombre,
tienen más vida, más alegría, son pura imaginación;
son más importantes que el sol y Dios juntos,
son un artículo de primera necesidad que no afecta la
inflación,
un pastel de cumpleaños en tu cumpleaños,
una bendición de la naturaleza,
el origen de la poesía y del escándalo.

Ricardo Castillo




Pienso en ti
y es la imaginación la que se rompe,
la que sangra hacia un amor que existiría
aunque yo mismo no hubiera nacido.
Pienso en ti
y ruedan los dados y creo en la buena suerte….

Ricardo Castillo



Pin uno, pin dos…

Son las diez de la noche.
De nada sirven los 600 gramos de felicidad
que ha ahorrado mi padre.
Prevalece una agitación de ladrones en el seno familiar
y cada quien declina
con su particular manera de desventurar la sangre.
Parece como si el movimiento fuera la bancarrota,
como si el amor fuera tan sólo cosa de adolescentes.
Mi padre nos quiere,
mi madre nos ama
porque hemos logrado ser una familia unida, amante de
la tranquilidad.
Pero ahora que son las diez de la noche,
ahora que como de costumbre nadie tiene nada que hacer
propongo cerrar puertas y ventanas
y abrir la llave del gas.

Ricardo Castillo




Vengo a mirar las cosas,
A reconocer su pelaje que fue mío.
Vengo a tratar de recuperar el sentido
Del magnífico capricho de la trenza;
Un viraje que prometa trapío a la realidad:
Verme desde arriba cuando camino por la calle
O cartas que escribes mientras te pienso.
Alguien extravía un objeto inútil especialmente
para que tú lo encuentres
y signifique augurios por un segundo.
Creo que mientras haya relámpagos habrá certeza,
Un suave plic,
Y el alumbramiento que llega, nos funde y se fuga.
Sé cuáles son los pensamientos del paisaje
Pero no me los confieso;
Si me lo digo lo rompo,
Si te lo digo no me lo crees.
Dudar no es obligado.
Pero el silencio me quema
Y las palabras me hastían.
Mejor decir cualquier cosa capaz de tejer su red
Y atrapar aquello que nació con el único destino
De escapar a la inteligencia
De nuestros labios, capaces del beso, pero no de más.

Ricardo Castillo













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