Rocio Wittib

a veces en el horizonte se perdían barcos
que no habían partido de ningún puerto
y yo preguntaba si eso era como haberte conocido
antes de encontrarte
antes de tu nombre
antes aún de la palabra antes

Rocio Wittib



antes el mundo era el nombre de las cosas
yo sabía cómo se decía casa perro árbol
y eso significaba lo que era
y era la vida

luego algo se volvió escurridizo
las cosas comenzaron a huir de las palabras
todo lo que intentaba nombrar quedaba vacío
y eso significaba que la vida transcurría

ahora el mundo es una palabra sin idioma
sobreviviendo en el lenguaje
las cosas significan preguntas
y la vida es eso que aún no logro responderme

Rocio Wittib



dirán que todo pasa
que no hay nada que el tiempo no cure
que poco a poco
que queda mucho por vivir
pero la poesía será siempre
el corazón roto del mundo
y eso no tiene consuelo

Rocio Wittib



duele pero nos mantiene vivos
que el olor salvaje del recuerdo
muerda de tanto en tanto el corazón

Rocio Wittib




lo que no existe
lo que nunca ha sido
lo que no será
sin embargo perdura

Rocio Wittib



nací sin dios sin esperanza con
convencimiento
nací antes de mí en el primer hombre y en
el último cada día
nací con un llanto que es ahora y para siempre incertidumbre
nací huyendo a ningún lugar esquivando el
destino
nací para llorar el mar para oír el bosque dormido en la niebla
nací diciendo lo que no sé callar callando
lo que quiero decir
nací con todos estos versos incapaces de
alcanzar la poesía
nací -insisto- insistiendo en la deriva
renunciando a la renuncia nací espera tal vez qué importa lo siento
hasta siempre te quiero nací al otro lado de mí y me voy mareando
sin encontrarme nací eso es todo que mi vida me perdone

Rocio Wittib




No saldré viva de mí

yo que supe que era imposible y amé
que enfrenté la soledad y la incertidumbre amando
que no me importó la distancia
ni esperé el momento justo
que tuve el mundo en contra de mi amor y amé
que aprendí a sufrir sin dejar de amar
que me entregué en la primera mirada
sin pensarlo y sin remedio para siempre
que me pierdo de tanto amar y temo
ya no volver a encontrarme más allá de este amor
porque a veces desespero y me maldigo
por amar así tan constante e inútilmente
yo no tengo cura ni perdón ni consuelo mi amor
si no puedo ya nada darte nada seré
sin ti de mí no saldré viva

Rocio Wittib




preguntaba sin saber
que todo lo que responde el lenguaje no importa
tal vez por eso lo que dijimos nos fue dejando solos
luego a cada instante
luego sin embargo
luego todavía luego

Rocio Wittib



tú estás ahí
donde termina la palabra lejos
miras como el otoño se desprende
de la piel rojiza de los árboles
y sientes en los ojos que es noviembre
del mismo modo que sientes
y sabes y callas
que demasiadas veces
dijimos pronto será
tal vez por no decirnos adiós

Rocio Wittib




tuvimos miedo y cruzamos la vía con los ojos cerrados
quisimos creer que no teníamos nada que perder
porque nada teníamos para darnos
mentimos lo suficiente hasta crear una verdad
y tampoco fuimos capaces de creerla
nadie dijo que debajo de las palabras había cuchillos
y nos nacieron heridas dentro del silencio
ni nos arrepentimos ni pedimos perdón
muchas veces nos cansamos de esperar de huir
de tener que olvidar que no estamos a salvo
pero del deseo no se aprende la valentía
sino la sed la urgencia el hambre
yo siempre seré una cima trepando por tus pies
tú la intemperie creciendo sobre mi corazón
vivir tan solo la forma correcta de equivocarse

Rocio Wittib



Una respuesta sin pregunta

Iba de camino a tomar el autobús para volver a casa, estaban las calles congeladas y resbalé. Me gusta el invierno y el frío por la mañana, cuando se dejar ver entre los rayos del sol. Caminaba pensando en él y en la noche. Hacía menos de doce horas había tomado un taxi para ir a su casa. No tenía pensado hacerlo. Estaba en mi cama, por dormir, pero me vestí, salí a la calle y busqué un taxi. No sé si fue instinto, deseo o desesperación. La necesidad de aliviar lo que no se puede convertir en palabras suele tomar muchos nombres. En mi caso no hizo falta el lenguaje, me bastó con tomar un taxi. Llegué a su casa y le sonreí. Lo quise como lo he querido desde el primer día; para siempre, sin límites, sin remedio. Pero querer no alcanza nunca, ni siquiera cuando es para siempre. Eso parecía decirme sin querer y con cierta culpa mirándome a los ojos. Yo le devolví la mirada sabiendo que quererlo era una respuesta a todas las cosas. La única respuesta y la más inútil de mi vida. Una respuesta sin pregunta, el amor incontenible. Después amaneció. Preparé el desayuno. Tomamos café y reímos, pero dolía, siempre duele. Todo es breve cuando no puede ser. Dura, pero sobre todo termina. Recogí mis cosas gritando en silencio palabras rotas, pero fui incapaz de romper el silencio. Si no alcanza querer, ninguna palabra alcanza. Pero si vivir no alcanza, ay. No sé despedirme pero me fui. Tenía que irme porque siempre todo sigue ahí, la vida cada día sigue ahí. Al pisar la calle suspiré. Enseguida el desconsuelo volvió a morderme el corazón, pero me concentré en el frío. Sentir el frío es repetir un mantra. Crucé la calle y fue entonces, en mitad del paso de cebra, cuando resbalé. Ningún intento de estabilidad me permitió encontrar equilibrio y caí hacia atrás. El abrigo amortiguó el golpe, una triunfal caída de culo. A falta de dolor, lo primero en llegar fue la risa. Me dio pena no encontrar a nadie a mi alrededor con quien compartirla. A pesar de la soledad me sentí ridícula. Primero por la caída, luego por algo más. No estoy segura de qué. Pero el verdadero golpe no lo recibí al caer sino cuando la sensación de ridiculez me sacudió por dentro. Lo sigo queriendo para siempre, y si eso no alcanza, tendrá que alcanzarme con vivir. Ay

Rocio Wittib












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