Verónica Cabanillas Samaniego

"A lo largo de los años y de repentinas veces en que me he puesto a releer mis poemas después de veinte años, diez años, o cinco, o en algunos casos después de meses, me doy cuenta últimamente que escribir es el perfecto camino que uno toma para descubrirse, para conocerse, para darse la mano, para reconocerse; es una lucha contra la alienación, la más perfecta arma para vencer la alienación del sistema. Cuando emprendes ese camino de autodescubrimiento, y ahí concuerdo con Chantal Maillard, la escritura cura la herida heredada por la cultura, la sociedad y la existencia. Te desalienas, te encuentras y esa es la cura que urge en la humanidad. También por ello la escritura es rebeldía. Sobre la frase de Sarduy creo que resume mucho sobre el camino del que hablo; yo lo entiendo como descomponer el orden, a empezar a dudar, empezar a cuestionar y empezar el camino de tu búsqueda personal, a desalienarte. La composición de un desorden será la composición de ti mismo, del ser real que eres y compones el desorden, ya que ahora estas fuera del orden, del orden primero que descompusiste porque ansias la vida, vivirla, pero desde tú mismo, y escribes para eso, y escribiste siempre para eso, aunque no todo el tiempo lo supiste. Es una tarea puramente alucinante y honesta, como componer un cuadro y  surrealista.

La escritura es entonces lo que se nos dio, como facultad a todos, pero que pocos nos atrevemos a realizar, lo que se nos da para ser libres y a su vez para luchar por la libertad de los otros, creyendo que la utopía es la libertad del ser humano. La escritura deben ser los pasos más allá. La escritura debe demostrar los pasos más allá que la humanidad no se atreve a dar. En todo caso, es una aproximación a lo desconocido, un acto de amor y de altruismo, de generosidad para con todos y debería ser valorado y recibido así, como se merecen los actos importantes, valorables logros en el avance de lo indómito.

La escritura es el todo al que se intenta llegar, compuesta de retazos, de eslabones (los poemas), algunos perdidos, navegando en tu propio cosmos. Con esfuerzo lograras atar y ver algo de ti mismo, búsqueda fundamental del ser esencial que ansias ver, por ello la escritura es puerta al descubrimiento o al redescubrimiento. Entre tanta palabrería, el implacable tiempo, el olvido, la lucha constante propia de vivir, la escritura se convierte en el momento lucido y vital en que te aproximaste a ti mismo, cuando vuelves, cuando regresas a ti. Ves lo más bello y honesto que hay en ti y en tus deseos. Dentro de esa búsqueda, valga a decir, no sabemos qué nos depara, si hay final, o es infinito, o dónde nos llevará."

Verónica Cabanillas Samaniego




"Enfrentar las sombras y saber de tus secretos, es decir, vivir una existencia plenamente aceptada en su totalidad, creo que es una aspiración luminosa e iluminadora. Esos escollos son necesarios e irreversibles. La verdad que prefiero esto a los escollos y toda esa perdición y pedrería mental en que esta embutida la sociedad. El hecho de huir de ti, creo que ha producido toda una sociedad vacía, que se llena de vacío para seguir viviendo.

Siempre quise ver belleza, cambiar de mirada, deslumbrarme, cuando absolutamente nada me deslumbraba y tenía conciencia de eso. Me lance a ese velo de lo divino para saber qué es y dónde está la belleza, la vida, qué hay más allá, todo lo que del otro lado me hablaba, simplemente porque no había mucho que perder, salvo mi cuerpo físico y me arrojé porque mis deseos fueron más fuertes que lo que mi razonamiento me decía. Además este me anunciaba que en estos desbordamientos como los llamaba Enrique Gómez-Correa y que yo no sabía nombrar, estaba el acceso a la vida maravillosa. Lo viví, lo pensé y lo sentí desde el dolor. Experimenté una especie de resquebrajamiento esencial hacia la vida. Y la crisis que eso conlleva la viví como una batalla donde yo y mi cuerpo eran el campo de esa batalla. Yo y todos mis yos contra mí misma y contra lo que del mundo o sociedad había en mí. ¿Si estoy siendo parte de esa tradición? Creo que sí y no. ¡Mira cómo terminó Artaud! En ese sentido, puedo decir lo siguiente: en mi libro TUyYO están publicados textos del 2003-2014, pero sobre todo los poemas del 2003 y 2004 y la serie de textos escritos entre 2001 y 2002 -años intensamente oscuros- que conservo bien sin publicarlos. Son obras que jamás podré volver a revivir, simplemente porque hay experiencias que sólo quieres vivir una o dos veces y punto. Creo que la penetración abismal en mi yo oscuro, mi primer acercamiento a lo real y las sombras fueron por esos años. También me he acostumbrado a vivir y domar a estas sombras. Algunas las he difuminado con la luz, otras con la misma sombra o medios tonos, otras están descubriéndose y deshilvanándose de su enmarañamiento. Pienso que ahí la pintura, la creación artística y el acercamiento íntimo a mis poemas me ayudaron (ayudan) a desvanecer o trasformar estas sombras, digamos en luz, paz, resplandor.

Mis vínculos con la poesía negra, desde mi escritura, se han desvanecido. Los desbordamientos han tomado otra forma y cauce. Correr el velo de lo divino es un hecho que me sigue cautivando muchísimo, pero quisiera acercarme desde otro ángulo o perspectiva, como el del amor. Quiero arrojarme a la pintura, al amor, a la amistad y ser aniquilada de otras maneras. Ya tienes la valentía de tomar esos riesgos de ser aniquilado y reír, porque una vez rozado lo innombrable, sólo queda ser valiente y atravesar la vida así. Y en este punto es que encuentro el sí y no a la vez sobre pertenecer a esa tradición. Y es tan cierto eso de ver cada átomo como material poético, creo que eso fue algo que me fue otorgado como regalo por mi paso por esas oscuridades, y que jamás se me podrá arrebatar, y lo agradezco. Mi  acercamiento a Antonin Artaud se dio en este contexto, porque respiré, me salvé y fui acompañada mucho tiempo, en especial con su libro El pesa-nervios, una especie de biblia que estuvo conmigo muchos años, a donde iba y lo leía a cada momento, y lo escuchas, como quien te dice “yo he sabido y más que tú”."

Verónica Cabanillas Samaniego




Genio
manicomio
genio
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genio
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genio
manicomio
genio

La señal que pestañea como una piedra invernal, cultivación de los sentidos, esperanza mordida sobre la cruel desaparición de las facultades.
Esa noche la pérdida de ellos iba acelerando mi pena agonía de una sociedad que segrega escoria.
Esa noche la discusión sobre mi galáctico enfermo, sobre mi universo enfermo, sobre mi galaxia herida, sobre mi destino un destino que iba y va al sin fin. Ellos ignorantes.
Esa noche la desaparición de mi antagonismo, por último de mi contradicción sobre la noche que salta sobre mí con furia y ardor, una noche de música cacofónica, de eteriedad, de ​​ miel volátil y enloquecida.
Mi vida un soplo viento eléctrico comparado contigo astro de rojo locura ardiente, supremacía del hombre cal, yo en la estratosfera, cal de hierba malsana irradiación de furia, genio sideral, la atmósfera impidió mi respiración en esas lejanías occidentales por naturaleza cósmica.
Mitigo el dolor con los aires violentos y estrellados de este día obsequio del alba, donde atribuirle el dolor a los padres, que son poco más que el encargo de la carne colectiva que llamo sociedad, irrumpida de escándalos que ciñen la joya herida de una mutilación que vive en el centro de esta confusión viviente donde la historia es una enemiga desnuda, y desnuda desde mis ojos-cristales veo la desaparición de la historia. De poder de deducción seremos los futuros y así el pasado madre del presente agonista es un triunfo para mi erudito espacial que ruge en mí como un animal de ardor letal pues la destruye.

Verónica Cabanillas Samaniego



"La imaginación es parte de la vida, está en ella. La locura ocurre cuando la imaginación traspasa lo que es la vida. ¿Y qué es la vida? Una suma de convenios morales ¿Es lo opuesto a la muerte? Sí, pero no, porque la vida también está muerta. La vida está regida por un orden que ha querido darle una forma a ella. ¿Qué es la vida ahora? Es esta sistematización agobiante. La infelicidad del ser humano contemporáneo se acrecienta, esta vida que nos ha sido dada llena de dificultad, horror, pesadilla e infierno. La locura es cuando quieres deshacerte de esa vida o de la vida, entonces sales de ti mismo, te desaprendes. La imaginación se convierte no solo en parte de la vida, también la posee, la posesiona, la abarca, la totalitariza, la traga, la coge, todo eso provoca lo que comúnmente se entiende como delirios; inventarte falsedades y no es eso la locura. Es el desborde desde el profundo dolor de la necesidad de vivir, de vivir la vida no como muerte, sino como lo que es pero terminas viviéndola como lo que no es por estos tiempos que habitamos bastante oscurantistas. Ahí la psiquiatría te dice que la vida es esto y no aquello, y debe ser abordada así y no de otro modo. Lo que se llama locura no puede ser vivida en todo su esplendor, ya que la vida y todo lo que eso implica simplemente no lo permite a cabalidad. Eso lo probó Antonin Artaud. Él quiso saber qué es vivir fuera de los límites, en carne, en verbo ser o verbo rojo ¿Me dejo entender? Él quiso saber qué es habitar allí totalmente toda su vida y por ello, padeció un feroz sufrimiento que no se lo deseo a nadie. ¿Y viste que perdió la vida? A costa de querer vivir, es muy paradójico, pero lo que es la vida ahora es un retazo mínimo de lo que será, donde la imaginación nos llevará. Y también creo que cada uno debe ser libre para soportar su sufrimiento en las cantidades que lo desee. Ser libre de soportar la enajenación que se quiera permitir, porque desgraciadamente la locura te puede llevar a confines inimaginables y comúnmente terminas solo en un manicomio, no en ningún edén o paraíso, como debería ser. A lo que llegué de golpe, profundo, violento y bestial es que mientras estamos todos aquí metidos en este saco sin poder escapar, queda únicamente reinventarse la vida poco a poco, convertirte en artista y poeta y desde ahí luchar por ese camino."

Verónica Cabanillas Samaniego




No hay mayor silencio que el silencio de la luz desplegada sobre las cosas
de esta habitación en ruinas oscura y roja que se hace llamar mundo.

Verónica Cabanillas Samaniego




Quiero hablar con Dios a diario

Quiero hablar con las estrellas en la azotea de mi casa
Que es mi cabeza reventada de felicidad
Quiero bailar con la luna y con el sol, con su llamas flameando sobre mi cuerpo al paso de un jazz ácido, los dos, los tres, miles de luciérnagas de ojos rojos, danzar hasta el amanecer en la azotea que es mi cabeza
En mi habitación que es un rascacielos
Una habitación que es una montaña una habitación que es la cima del mundo y allí perderme en el sentido maravilloso de la creación
Y beber con dios
Decirle tantas cosas
Y a las estrellas pedirles más años de vida
Porque este baile de fuego lento se aviva con el paso del tiempo
Y sólo quisiera besarte a oscuras
De cara a la luz
bajo el cielo que nos vio
Ese cielo
Bajo el cual reímos y fuimos felices
Quisiera otra oportunidad para hacer las cosas bien
Errar menos
Perder menos tiempo en tratar de cambiar
Las cosas son así y no pueden ser de otro modo
Quisiera tu voz donde estés, de dónde vienes
Quisiera hablar contigo y decirte para empezar a bailar
Y que olvides
Y perdones
Tanto errar humano
Tanta falta de humanidad
Salir a bailar
Invitarte a embriagarnos
Y una vez en la calle
Decirte al oído
“Qué hermosa es la vida”
Una vez en la calle
Partirás como todo
Déjanos con vida
Fuimos honestos y claros
Fuimos los que luchamos a pesar del mundo en contra
A pesar de todo
Quiero bailar contigo, insultarte, escupirte y luego amarte
Oh dios-diablo!, somos ínfimos
Y cuánto te agradezco.

Verónica Cabanillas Samaniego



XXIV

La locura es la enfermedad de los sanos, salté la muralla rompiéndola con mi cabeza y vi la infinitud, una vez destrozada mi cabeza y mi cuerpo alcancé el desierto mental, el espacio donde andar, y que intuía existía para mí, desde antes de mi locura, desde mi niñez.
La locura es sabiduría de la imaginación.

 ​​ ​​ ​​Verónica Cabanillas Samaniego



XXV
 
Acá donde se elaboran los sueños,
sobre esta nube de realidad viviente
construyo los sueños que me tomarán y harán de mí; claridad total
La vida es un reencuentro, una maravilla de los sentidos y la piel.

Verónica Cabanillas Samaniego










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