Ana Claudia Dí­az

Destino 

Hay cuatro cuadras de distancia hasta vos
y yo voy trazándolas con mis pies en la vereda
dibujando pseudo caminos
por donde llegar de forma más rápida 

en caso de que me arrepienta
una lumbre milimétrica se clavará en mi descuido
como un desierto de agua, gigante y violeta
para sanar con su sal
dicen, los dolores del cuerpo, los huesos
el incierto arduo
en la desolación de tardecita 

al menos hay diez formas distintas de volver desde ahí­
la decisión es espontánea
siempre cae sobre nuestros pasos

apago los márgenes para no tener más lí­mites
rozo el rojo y roto, resquebrajante sonido de tu voz
como si fuera un arpa dulce 

cada casa es como una almena
cada prisma que corona nuestros muros para resguardar
el camino 

los reyes hambrientos de nuestros yo
buscan el escape en una alcantarilla
chiquita, desapercibida

el viento sacude los matorrales calmos de la ribera
todas nuestras pieles aturdidas
bruscas, sin entender.

Ana Claudia Dí­az



Gemelo 

La insistencia de las gaviotas en el cielo
como un velo
la fiesta que presiente
una catástrofe 

ignoraba
borraba cada uno de sus sonidos
para debilitar la trama 

una laguna casi adormecida
como una barca gigante
para atravesar
de lado a lado
toda la senda amarilla
color limón
todos los adoquines de prismas
del pasado 

trazo en el pasto
una capa muda
donde descargar mis huecos 

prosa invariable y desorbitada del abismo
una forma de invadir la pérdida constante
en mí­ 

pleno y plano el suelo
titila en cada granito
de arena negra rayada
con vidrios de cristal
para romper mi voz
polarizada 

hilándola
hasta que se convierta en un águila
leve, al costado
apenas un relámpago podrá disuadirla
hasta calcar su ámbar.

Ana Claudia Dí­az



La otra mitad de las costas 

Descose el viento o el rodeo la perplejidad
la ronda alrededor, la hipérbole de vos
de tan color rojo embravecido
de tanto acarrear
la tierra se levanta
se raspa, salpica el pasto de arena negra
arde, hierve en la pradera
una caldera el humo del palo santo
se desprende en fugaces fuegos
feroces explotando en el aire
desvaneciéndose al ser
la otra mitad de las costas.

Ana Claudia Dí­az

























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