Ángela Cuartas

Mediahora 

En la silla del metro un hombre cavila, la vida reñida, los hijos chiquitos.
Mujeres cansadas recuestan el cuerpo, lo sacan del ruido rayando por dentro
su cráneo aturdido detrás de los ojos que notan la sombra cubriendo de tarde
las casas rojizas del cerro de oriente. Recuerda la amiga que vive en la loma, las bromas pesadas,
los dientes torcidos. La última vez que la vio ya estaba casada, tenía un trabajo y la misma crueldad.
En la última entrada del barrio Floresta, le viene a la mente el dinero que debe. 

El viejo en muletas que vive sentado en el bar esquinero le había prestado dos días atrás.
La chica del chance cargó la tarjeta con más por error y el hombre, pelado, ni pa’ almorzar.
“Si insiste en pagarme, por qué no le pide a Mediahora”, le dijo la chica, mirando a laesquina.
“Hasta el martes nomás”. En su puesto del metro repasa la cara del viejo,
la forma en que sabe, apenas sabiendo, si alguien le quiere pagar. 

                                                             Con los ojos cerrados, concentra la mente.
 
Quisiera poder describirlo,
el modo del viejo que entiende la vida sentado en un banco.
La angustia traqueada, filtrada en el rictus. “Tranquilo, mañana me paga”, la mano en el brazo,
coraje domado. La vida anda dura, parece decirle, igual yo le cobro, de aquí no me voy. 

“Con permiso, señor”, le reclama una joven con niña de brazos, el hombre se quita,
igual ya se baja en la otra estación. La esposa lo espera, no tiene el arriendo,
el fin del trayecto pasó muy ligero, los cerros brillantes recortan el cielo
que en treinta minutos perdió su color.

 Ángela Cuartas


 

Orden de allanamiento

Haga clic sobre los vehículos.
Necesitamos su autorización. Es totalmente legal,
ajustado a las políticas acordadas, hay personas
inescrupulosas que se aprovechan de señoras
como usted. Gracias por utilizar nuestros servicios. 

No dejes de vigilar tu mente.
Pensamientos negativos producen palabras
negativas, palabras negativas estimulan acciones
negativas y las acciones negativas son un bumerán.
Eleva tu vibración. Sé tú mismo. Agradece. Namasté. 

La muestra de sangre se toma en ayunas.
Es para comprobar que no haya tocado,
ingerido, olido, sentido, oído, untado,
quemado nada que altere sus estados,
sus sentidos, joven. Políticas de la empresa. 

No hay nada que temer.
Es sólo una requisa, una mirada, una palpada,
una olfateada que nos confirme que todo está bien
bajo su falda, que no hay artefactos explosivos
en su entrepierna, señorita. Con todo respeto. 

Es necesaria la invasión domiciliar.
Subir las escaleras, bajar al sótano, esculcar el clóset,
vaciar los cajones, quebrar los vidrios, tomarnos el jugo
que había en la nevera, patear al perro, apuntarle a su madre
con nuestra escopeta, niño. Seguridad nacional.

Ángela Cuartas











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