Ángela Gentile

Danza 

El poeta dijo:

                                                 “En la otra orilla hay fiesta” 

Sus manos orientaron el viaje y su lengua la palabra.
Las naves seguían las estrellas junto al aliento de los remeros. 

El poeta repitió:

                                                 “Me esperan”

y danzó sobre la noche.
Su cuerpo giró hacia Oriente y su rostro miró por última vez Occidente. 

                                                 Lejos, las piras encendidas y los becerros sagrados,
                                                 anunciaban lo eterno.

Ángela Gentile




Detrás del jabalí 

Quitamos el hacha de dos filos hiriendo la noche.
Mientras en el salón los hilados tejían nuestra vigilia
y la mirada apergaminada del jabalí de Tracia
era rociada con el agua sagrada de primavera. 

                                   Nos habíamos detenido en las tiendas,
                                   alentábamos la voz de los sirvientes luego del baño de nueces
                                    y antes de la espalda desconocida del bárbaro. 

Lejos, el mar volvía a su lecho
y el Borea desgranaba nuestro perfil mientras marchábamos. 

                                   La veleta de los vientos honraba a los dioses
                                   indicándonos el buen rumbo.

 Ángela Gentile




Habilidad del escriba 

Aún poseemos el alfabeto,
dejamos los signos,
                migramos. 

                                      Arac, se dibuja en lenguas bárbaras.
                                      Los pueblos lo invocan en el vuelo,
                                      le traen el mejor aire,
                                      lo cincelan en escudos
                                      más él es solamente brisa. 

Turan permuta oídos.
Posee los códigos,
reanuda los secretos de Areté,
los torna su oficio
y teje en lengua de aves
la historia de su pueblo sin lectores. 

                                      Los sagrados pájaros,
                                      trazan una lingua estinta,
                                      una sola palabra transitiva.

Ángela Gentile



II 

El archivero continúa la historia.
Clasifica guerras.
Vigila el devenir de los océanos.
Acumula mundos con su índice
y alimenta la belleza.
Quita el polvo y respira,
rescata para sí un epitafio
y lo sella en sus labios.
Suma el infinito
y dispara su aliento sobre los continentes.
Guarda en su bolsillo una luna medieval,
junto a una antigua comarca de pájaros
y recuerda a los hombres, a los hambrientos
perseguidores del ocaso.

Ángela Gentile




“La memoria es el tiempo antiguo y circular de que hablaron los pueblos originarios.”

Ángela Gentile



Los pies de Ulises

Fui devorado por el mar,
pero mis pies memorizaron Ítaca, su hierba y el misterio condenado a mí.
Por ellos regresé multiforme y primitivo de sandalias.
Allí, velaron mi nombre una y mil noches, bajo las estrellas y cerca del Egeo.
Alguien rozó la sagrada marca en mi piel y preguntó:
¿Quién eres?
Sólo mis huellas, arquitectas de infamias, reposaron en paz en salinas aguas,
olvidaron la resina de las zateras y dejaron de oler a maderos.
A expensas del mundo mis plantas buscaron las sombras y otra voz delató:
¿Dónde irán tus pies?
Y vinieron hacia mí los naufragios y los vientos.
Yo, soberano en intrigas, no pude contra mí y me pregunté:
¿Quién me recuerda?
Y el mar rugió memorioso desde la alta orilla.

Ángela Gentile




" “¿Por qué recuperar?”, me pregunto en voz alta: la vida está en la intensidad del presente. La locución latina atribuida a Orazio, el poeta romano, lo asevera: “Carpe Diem”,y desde allí vamos por el Renacimiento con Lorenzo el Magnífico: “Quant´è bella giovinezza / che si fugge tuttavia / chi vuol esser lieto sia / di doman non c´è certezza (…)”; y así podríamos citar a Miguel Hernández, o a Francisco de Quevedo, quien habla del poeta y su prolongación en otros; Friedrich Hölderlin sintetiza: “Así el día de la vida, la mañana de la vida”,y Eduardo Galeano propone “vivir cada día como si fuera el primero y cada noche como si fuera la última”. Llevado al plano familiar, mi abuela, que murió a los 100 años y decía: “Sólo por hoy la vida y los amores”: te enseñaba a no detenerte; mi madre es igual; mi abuelo me dijo antes de irse: “Hemos tenido una bella vida”; con lo cual y a pesar de la nostalgia, esas palabras me formaron desde la infancia y he aprendido a ir por los senderos sin esperar, acompañada primero conmigo misma, y por tramos con distintas personas; las cuales a veces deben cambiar de rumbo por motivos diversos. Esas personas igual van conmigo, pero de otra manera, las añoraré siempre pero no las he perdido, las vuelvo recuerdo. Dijeron por ahí que la memoria es un paraíso del cual no podemos ser desterrados: al pensarlos, los regreso. Es el tiempo antiguo y circular del que hablaron los pueblos originarios."

Ángela Gentile



V

Después de los grandes incendios
mi sombra vigila el cielo.
Recuerdo el paladar de los navegantes.
Desde siempre en la rueca del ocaso,
observo mis desparejos pies
cruzando el horizonte.
Doy silencio al resplandor de los moribundos
y tejo las pesadillas del éxodo
entonando la canción del ausente.
Celebro la mujer de tulipán
que viaja en mi mirada.

Ángela Gentile


















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