Clara Giraldo Mejí­a

 algo prestado 

Narciso 

En mi casa no hay espejos. 

Como cereal con leche
en ropa interior.
Desconecto los teléfonos. 

En mi casa no hay espejos,
a través de las ventanas
todo se ve mejor.

Clara Giraldo Mejí­a



algo viejo 

79 

Somos una casa abandonada,
arrastramos el pasado
como capas de polvo
que el viento ya no se molesta en disipar. 

Somos un estorbo arquitectónico y tuberí­as defectuosas,
una herencia incómoda
de quien soñó con corredores colmados de niños,
chimenea
y un jardí­n grande para el árbol de limón. 

Somos lo que queda de esa casa:
Veinte cámaras vací­as
y una sola
ocupada por nuestra propia pestilencia.

Clara Giraldo Mejí­a




Antesis 

Es el tiempo de la flor.
Sin temores
sin espinas y sin prisa
ella brota.

Clara Giraldo Mejí­a




Astillas

                                                            Te llamarás silencio en adelante y el sitio que ocupabas en el aire se llamará melancolí­a.

                                                            Eduardo Carranza 

                                                            Los verdaderos poemas son incendios.

                                                            Vicente Huidobro

 
Odio el mar:
voy frotando una astilla contra otra
hacer maletas,
y es inútil
fila en el aeropuerto,
no habrá fuego
soportar calor,
en mis restos de madera
la sed,
pude rescatar del naufragio un trozo de leña
tragar arena y sal
hueco de tormenta
solo para ver esa mole de agua densa.
atravesado por tanta agua salada
Odio el mar porque tiene tu nombre.
lo quebré para inventar dos trizas que se juntan
Odio el mar
dos chispas
porque no puedo odiarme a mí­:
que no estaban
la que no cerró la ventana por la que te fuiste
el revés de un vací­o, un agujero
Odio el mar,
aquí­ sigo todaví­a estrellando mis astillas
su olor a tripas.
nada que encender
Odio imaginar que estás ahí­,
y te haces humo
disuelta:
nada que apagar y eres ceniza
Marea hecha cenizas.

Clara Giraldo Mejí­a











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