Filipa Leal

El mapa 

Porque buscamos en el cotidiano un camino en el que se repitan el amor y el hogar de algún verano. Porque la memoria tiene señales de tránsito y a veces hablamos mucho y muy alto cuando está en rojo para recordar, y llamamos a los amigos y de repente pasa a amarillo, sin saber cómo, y al final del día, cuando nos acostamos, pasa a verde y todo avanza y los recuerdos surgen en lugar del sueño, en el lugar de la vida, en el lugar del verbo. Porque también nosotros tenemos montañas y ríos señalizados y también en nosotros hay rutas principales y secundarias que van de la cabeza a los pies cuando la mano deseada nos recorre como si fuera un carro de juguete. Porque también nosotros deseamos un nuevo aeropuerto donde apoyar la cabeza, o al menos algunas reformas en el aeropuerto en donde torpemente intentamos aterrizar. Porque incluso con cuatro o veinte autopistas no dejamos de tener el camino hacia al estanque donde nos sumergíamos en la infancia. Porque todos nos buscamos unos a otros dentro y fuera de lo que somos y parece que nos perdimos, que nos detuvimos en la estación de servicio equivocada, a 10 km, siempre mirando el reloj, a 10 km, en la dirección de unos a otros, a 10 km pero en la estación de servicio equivocada. Porque el límite del cuerpo es el dibujo del mapa y, a veces, uno tiene ganas de rasgar, omitir, extender la frontera, pero para eso se inventó la guerra, porque justo tras ese límite hay otros y otros países invadidos por nosotros. Porque en el fondo deseamos tan solo ser conquistados. Porque los países conquistados logran moverse en el mapa y no sentir culpas. Porque los países conquistados se reconstruyen después de la guerra y antes del reinicio del amor.

Filipa Leal



“Escribimos poemas de amor para que otros los roben.”

Filipa Leal




La ciudad líquida 

La ciudad se movía como un barco. No. Tal vez la tierra se abría en alguna parte. No. Era el mareo. La despedida. No. La ciudad tal vez era de agua. ¿Cómo sobrevivir a una ciudad líquida? 

(Yo intentaba sostenerme como un barco). 

Las aves se mojaban en las torres. Todo se evaporaba: las campanas, los relojes, los gatos, el suelo. Se pudrían los cabellos, la mirada. Había peces inmóviles en los umbrales de las puertas. Sólidos mástiles que sostenían las paredes de las cosas. Los marineros invadían las tabernas. Se reían fuerte desde lo alto de los barcos. Rompían la entrada de los lugares. Las personas pescaban en el interior de las casas. Dormían en plataformas muy finas, como balsas. La náusea y el frío les amorataban los labios. No veían. Aceleradas se amaban al atardecer. Era el miedo a la muerte. La ciudad parecía de cristal. Se movía con las mareas. Era un espejo de otras ciudades costeras. Cuando estaba cerca, inundaba los edificios, las calles. Se sumaba al mundo. Lo naufragaba. Los habitantes que la veían cada vez más cerca se quedaban asombrados, mirándola, mirándose. Morían de vanidad y de falta de aire. Los que eran arrastrados se aferraban a lo que quedaba del interior de las casas. Sentían culpa. Temían el castigo. Tantas veces desearon soltar las amarras de la ciudad. Ahora partían con ella dentro de una ciudad líquida. 

(Yo me quedé exactamente en el lugar de donde salió).

Filipa Leal




La ciudad olvidada 

Ella dijo: Soy una ciudad olvidada.
Él dijo: Soy un río.

Se quedaron en silencio en la ventana
cada uno en su ventana
mirando a su ciudad, a su río. 

Ella dijo: No soy exactamente una ciudad.
Una ciudad es diferente de una ciudad
olvidada.

Él dijo: Soy un río preciso. 

Ahora en el balcón
cada uno en su balcón
pidiendo: Un poco de aire entre nosotros. 

Ella dijo: Escribo palabras en los muros que piensan en ti.
Él dijo: Yo sigo mi curso. 

El teléfono puesto entre la cara y el hombro
para dejar al menos las manos sueltas
cada uno con sus manos libres.
Ella temió el adiós, dijo: Yo soy una ciudad olvidada.
Él se rió.

Filipa Leal





"La ironía y el humor son herramientas que siempre he usado en la vida real."

Filipa Leal




"Lo que más me interesa del  periodismo es encontrar las personas que saben y poder sentarme con ellas, oírlas y seguir aprendiendo. Y, luego, seguir buscando."

Filipa Leal




"Prefiero el mar que la palabra “mar”. En realidad, lo que quise decir con eso es que me parece que no debemos estar sujetos a los temas recurrentes de una supuesta tradición literaria. El mar, el saudade, la nostalgia, las partidas y los retornos no son materias obligatorias de la literatura portuguesa."

Filipa Leal



Prólogo a cualquiera de mis libros 

Hoy soy más que el pánico. Le quité la máscara
al miedo cobarde de estar viva.
Hoy me hace gracia la inmortalidad cándida del que no se amedrenta.
A veces, el desaliento fluye dentro y fuera de mi cuerpo;
lo hace en los insomnios lánguidos.
Pero lo que hay de vulgar en la inmortalidad secreta
de las palabras es la desnudez íntima,
que desaparece más allá de las páginas.
Nos queda el cobarde temor de desnudarnos, lentamente.
Y el milagro de la palabra escrita.

Filipa Leal



Te digo por eso
que no impongas las luz

Filipa Leal





















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