Hernando Guerra Tovar

Acecho 

Desde algún rincón de la sombra
con sus ojos de gato
el silencio acecha mi presencia 

Presa fácil
en esta comunión del grito

Hernando Guerra Tovar



Antes 

Calles de todos los colores rumbo al abismo. Sin mirarnos avanzamos por la noche enfundados en gruesos abrigos de miedo. Sin sabernos. Antes de caer, al menos un trozo de sol, un pedazo de luz, o el derecho inalienable de morir.

Hernando Guerra Tovar



Anticuario

A Jorge Eliécer Pardo,
Fanny Vélez, Nicolás Carvajal
y Federico Cóndor

El tiempo resbala, escapa
por entre los curtidos dedos
del anticuario

Él precisa la edad de los objetos
tasa el polvo que cubre su existencia

Risa y llanto de lejanos dueños habitan este mueble
tenue luz de hogar se agita en esa lámpara
imagen de la niña que fue
en el espejo

El piano recorre, discurre
por notas de Chopin o de Beethoven
y la tienda se puebla de ausentes

Hay un lugar dispuesto para todos
en el comedor de cedro
donde cenaron los héroes
antes y después de las batallas

Hálito de vida en cada cosa
respiración, vaho, latido
desfile de siluetas invisibles
siglos que observan en la sombra

Un concierto de voces y murmullos
asalta cada noche la tienda del anticuario

El precisa la edad de los objetos
mide la herrumbre que calla su silencio

Allí los estribos con aire de galope
los floreros de Cupido o de Llorente
la máquina en que el poeta escribiera
nocturnos memorables
los jarrones de plata, los pebeteros
los candelabros

La silla de Van Gogh
que contiene el mundo

El tiempo resbala, escapa
por entre los curtidos dedos
del anticuario

Candil que alumbra los rincones de la infancia

¿dónde el baúl en que abuela
atesoró sus más íntimos
recuerdos?

Hernando Guerra Tovar




Arcano

Dueños del cuchillo y de la herida, llevamos un crimen en la traición, en la voz apagada. En el juego de la vida, cada cual guarda su as, su comodín. Arcano del silencio, ave nocturna, guardián de lo indecible.


"El filtro es: lees, interiorizas, en ese ejercicio decantas, observas, vives, experimentas, copulas, respiras. En el inconsciente esto se concatena con otras vivencias y entonces sale poesía viva, auténtica y genuina… hay una decantación normal, natural, necesaria… se debe escribir desde adentro."

Hernando Guerra Tovar



La mirada

Por la ventana de la noche
larga como el recuerdo
asoma la mirada

busca un bosque, un río
aguas tranquilas donde se mece
el viento de la infancia

busca un camino perdido
en la montaña, la aldea
rostros ausentes en la sombra

Por la ventana de la noche
en la hora que envejece
pregunta una luz, y una luz
se anuncia en la distancia

es la casa
donde el fuego se enciende
para abrigar el sueño
y ahuyentar los fantasmas

es la casa
en que la madre teje
los vestidos del viento
mientras canta en voz alta
la canción del silencio

                casa vegetal
donde un niño asombrado
abre la ventana
la noche

Hernando Guerra Tovar




Laberinto

¿Acepta el secreto estar oculto?

Nadie ha preguntado al secreto su condición de ser,
su voluntad de encierro, la realidad de exilio.

¿Qué piensa en su oscuro laberinto?

Hernando Guerra Tovar



Memoria

A mi madre

Bajo tanta lluvia de Dios te recuerdo camino de la aldea, llevando de la mano un niño asombrado, tu rostro sereno, tu sonrisa; mientras el río se inflama, ruge; crece arrastrando a su paso la tarde que se desploma entera, el viento, la montaña, la aldea toda.

Memoria erguida en una bella garza.

 Hernando Guerra Tovar




Puente

Para alcanzar la otra orilla del sueño, es preciso tender un puente de metales y brebajes, sobre el vacío tembloroso de la noche, dispuesto a resistir el peso de las huellas, que pueda mantener el equilibrio de la memoria, capaz de esquivar la bruma de los abismos.

Es necesario atizar el fuego, afilar los cuchillos, atrapar el grito con las manos desnudas.

Para alcanzar la otra orilla del sueño, pesadilla del sol, es prudente tender un puente de hechizos y milagros, ignorar la llave, el hilo extraviado en el ojo de la aguja, aceptar en silencio el asombro y el arcano.

Es ahora que despierta la vigilia.

Hernando Guerra Tovar














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