Paolo Lanaro


Érase un hombre que en lugar de alma
tení­a un paso de danza.
Pasaba por los patios, afilaba las piernas
de los niños y a los viejos les embutí­a
los músculos.
Vivió la vida como un eterno tiovivo
y siempre regresó al punto de partida.
Una béguine en un lago dorado.
Un zapato polvoriento. Conseguí­a mantenerse
en equilibrio incluso sobre la arista
de un canto.
Hasta que decidió superar el lí­mite.
Entonces en la oscuridad rodó,
como saltar a la comba.

Paolo Lanaro




II 

Una larga pluma azul, desproporcionada
con el resto, y un nervio verde. Un par de tijeras
vivas que remontan una escuadra
con los centí­metros borrados.
Una serie de peras alineadas verticalmente,
la última solo esbozada
y más parecida a una campánula que a un fruto.
Una manada de saurios trota
en el polvo del cuadro.
Esto puede ser alusivo: una sombra dentro
de otra sombra como una impresión
o una verdad ulterior.
A saber, una lacónica densidad, el velo mí­nimo
[creado
por el aliento húmedo de los Saurios.

Paolo Lanaro




III 

La primera cosa es recordar
el contenido de la frase: el tiempo
ha pasado como una ardilla.
La segunda es ordenar dos frases
sucesivas: el tiempo ha pasado etcétera,
de cada tejado gotea una soledad.
La tercera es una metáfora:
la ardilla joven soy yo.
La cuarta una especie de paralogismo
en forma poética: subsistió un tiempo vací­o
en el yo de la ardilla.
La quinta alude al concepto:
¿cuál es mi rama hereditaria?

Paolo Lanaro




IV

Difumina la sombra del japonés y ahora
los dedos proyectan un ciervo que acaba
de salir de su guarida y husmea los nudillos
como si fueran frambuesas.
Luego el ciervo escapa y aparece la señora oca,
estúpida y chata, hambrienta de palabras
sin entender nunca nada.
Luego un duro conejo expresionista,
luego un abeto, luego una mujer torcida
que se despide de un hombre.
¿Y luego? Regresa el japonés,
pero esta vez más pálido y con el ojo
que observa de soslayo.
Con garbo levanta un tapete negro
y a todos les pregunta cuál es
la imagen más real de la vida,
si una oscura sarta de nudos
o una sombra.

Paolo Lanaro












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