Tania Ganitsky

Deberle los poemas no escritos al tiempo
en que no se escribieron
a la imaginación que todavía no los imagina
a la memoria suplantada
por el olvido
al olvido suplantado por el dolor, etcétera.

Tania Ganitsky



Dicen que la última
llama
se encenderá
en el océano. 

En el estómago de la ballena
que hospeda los mitos olvidados, 

en su canto,
que conjura el retorno de los dioses. 

Pero yo he escondido
unas cerillas
para amparar las llamas
de la tierra.

Tania Ganitsky




Dos pájaros muertos al pie de la cerca.
Arañaron lunas con su vuelo,
no le dieron a los frutos tiempo de cicatrizar.
Una hormiga explora sus colinas de carroña
y un saltamontes
toma impulso en una pluma.

Tania Ganitsky




El sapo convaleciente dijo:
amé el sonido de la lluvia
la noche de la lluvia
la taquicardia de la lluvia
la bilis negra de la lluvia
los charcos.

Tania Ganitsky




Las velas tiemblan antes
de apagarse
como ojos antes de llorar 

no hay diferencia
entre el fuego y el agua
en óvalos pequeños

Tania Ganitsky




Por la noche canté
una canción de cuna indígena, me dolía
la mandíbula
porque hay que mover la boca
de otra forma.
Los sonidos precolombinos
vienen en distintos tonos como las sombras
me dolían los ojos también.

Tania Ganitsky



Ucrania

Los recién nacidos interpretan el amor en las voces de las madres.
Wallace Stevens 

Las madres soltaron las dagas
y ahora prometen benevolencia. 

Su voz era un témpano de hielo, 
lo afilaba apagando fuegos secretos.

Que vuelvan los huérfanos a dormir
en su canto, piden las hurañas. 

Su voz era la punta del iceberg
que perforaba el corazón de las ballenas.

Clavaron sus dagas en el campo de hielo —
fracturaron el camino de retorno. 

Su voz era el exilio. Yo al amor no volvería.

Tania Ganitsky






















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