Andrés Camilo Torres

A la manera de Man Ray 

Melocotones sobre nubes caí­das.
Abajo hace verde.
El cielo se pudre con el tiempo.

En la cima de la montaña
una estrella abandonada.
Una mariposa la sobrevuela. 

Estoy sentado en la última esquina de la noche,
la eternidad y el desierto confundiéndose.
Oigo tu fantasma desnudarse y lo espero.
Los pájaros muertos tienen dos corazones.

Andrés Camilo Torres




En la danza 

El vestido violeta
gira un instante antes
que la bailarina. 

Algunos espejos del sur omiten en sus reflejos el centro del cuerpo
y en cierta época del año logran retrasar la salida del sol.
Quien se ha mirado en ellos anda con la noche a cuestas.
Sin saberlo.

Andrés Camilo Torres




Reseña de Idiot Heart 

En cualquier momento será de noche, pero no dejaré de moverme. 

Y yo arrastraba una guitarra que no sabí­a tocar por la carretera 61 que se dibujaba sobre la arena. Y también querí­a una trompeta para gritar contra el mar y el silencio corriéndome entre las piernas como una ola. Y pensaron y pensaste que encontrarte era el fin del camino, la compañí­a del camino, una mano para atravesar el desierto.

Dijeron: acá creerá tener la eternidad.

Entonces por qué no dejaba de moverme. Dijeron y pensaste: porque no es ella. Pero yo no buscaba compañí­a, yo querí­a un camino. Yo vuelo y odio esta ciudad. Yo estoy entre las aguas, cantando con la garganta llena de sal, danzando de tu nombre a tu nombre. Yo estoy corriendo tu cuerpo entre lo erigido y lo arruinado, a punto de decir algo. Yo estoy entre el universo y tú, en la contracción y dilatación del fuego incurable. Estoy arrastrando este poema, estoy al borde tuyo, no me hagas bajar de la noche.

Yo estoy ahogando el mar de lo posible.

Alguien que no sabe pensó que el destino era el lugar donde mueren los trenes. 

Si llego a parar, la noche va a detenerse (estoy soñando mi sueño cuando se consume): Ícaro todavía está volando hacia el sol. Por eso el silencio se rasga aunque nunca supe de bailes.

Y sigo bailando.

Contigo ya nada quedará por hacer pero el viaje nunca habrá terminado.

Andrés Camilo Torres














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