Ignacio Borgoñós

"El cartagenerismo lo llevo por bandera. El razonamiento es bien sencillo, vivo aquí y quiero que me gobiernen desde aquí, y no desde Murcia ni desde Madrid. Es el municipalismo, es la primera instancia. No quiero que las decisiones de mi casa las tomen otros. Porque esa vieja cantinela de los grandes partidos nacionales de que ya llegará el dinero y el progreso, no se la cree nadie. Nos llegan migajas desde San Esteban. O luchas por lo tuyo o no esperes que nadie lo vaya a hacer por ti. Respecto al panorama cultural destacaría el “boom” de la poesía en la ciudad. Aquí hay mucha calidad: Juan de Dios García, Joaquín Piqueras; tú mismo, Antonio Marín Albalate, José Alcaraz y muchos otros; es acojonante. Pero si miramos a otras artes, como la pintura, pienso en Charris, en Tomás Mendoza. La calidad está en consonancia con una ciudad de más de  214.000 habitantes. Sin embargo hay mucho por hacer. Falta inversión, faltan galerías, falta una feria del libro, unas nuevas instalaciones para el conservatorio, ayudas al teatro, una filmoteca permanente…"

Ignacio Borgoñós



"El mar es importante para mí. Soy sureño, del Mediterráneo. Me costaría vivir lejos de él. El Mediterráneo lo es todo, es el origen, el que nos da singularidad, nuestra tradición. He vivido en Bilbao y aunque tengo muy buenos recuerdos, me angustiaba. Mira cómo los ingleses con pasta se vienen cagando leches a La Manga Club. Algo tendrá esta zona. Estamos bendecidos por el clima y la geografía. Me encanta viajar y conocer otros sitios, pero sin duda el Mediterráneo me da la paz que busco."

Ignacio Borgoñós



"Escribir es terapéutico. Cuando escribo el mundo permanece en silencio. Me pongo a los mandos, trato de arreglarlo, de contar alguna experiencia que le valga de algo a otro ser humano. Pero es que igual sucede con la lectura. Son maneras de estar solo, al modo de Pessoa o de Eloy Sánchez Rosillo. Digamos que en la olla a presión de la vida, la literatura es la válvula por donde sale el vapor."

Ignacio Borgoñós




"Viene al caso el famoso artículo de Juan Goytisolo en El País titulado ‘Vamos a menos’, donde reflexionaba sobre el descrédito de la literatura actual. Yo lo veo así también. Antes, como en el XIX, por ejemplo, había otros valores, valores literarios también, que no ha llevado consigo la evolución, alcanzándose un estatus de progreso sin ellos, lo que resulta lamentable. Esto incide en los premios concedidos de antemano, en los pelotazos literarios con obras pésimas y, también, claro está, en el detrimento del lenguaje. La lengua de Cervantes alcanza niveles astronómicos de usuarios en la era de la comunicación y, en cambio, se ve más amenazada que nunca. Aquí la imposición del idioma inglés tiene mucho que ver. Nos lo quieren imponer. Y claro que es positivo aprender idiomas, pero sin perder la perspectiva. Si nosotros mismos no defendemos lo nuestro, pues acabaremos escribiendo novelas en inglés porque así lo dicta el mercado y su locura, como ahora hay grupos musicales españoles que utilizan el inglés para sus canciones. Es algo generacional. Y se pierde, claro está. Se pierde capacidad de correcta expresión, se pierde conocimiento de la lengua española y se pierde identidad. Así que estamos perdidos en la órbita gravitacional de la evolución sin cabeza ni sentido, aborregados ante lo que nos dicen que hagamos. Montamos en patinete eléctrico mientras que consultamos el móvil y el reloj de la manzanita a la que le falta un trozo nos toma las constantes vitales. Es ridículo. Al menos yo no pienso participar de eso, soy más de bicicleta, de llamar por teléfono y procuro poner los signos de interrogación al principio y al final. Es una invasión idiomática, una invasión que nos esclaviza. Insisto en el concepto de que el progreso no ha cogido los valores mejores y los ha llevado con él, sino que los ha despreciado porque no son cambiantes y no significan dinero. Ahora es todo cambiante, rápido. Y el lenguaje no es ajeno a ello, en la RAE no deben dar abasto. No quiero ser demasiado pesimista, pero esto no pinta bien. Habría que saber compaginar un correcto uso y aprendizaje de la lengua española con el mundo tecnológico. Espero que no sea demasiado tarde. Pero ya hay universitarios españoles que no saben escribir correctamente en su idioma."

Ignacio Borgoñós



















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