José Melián

Observo el mar lleno de alisios 

Observo el mar lleno de alisios,
pinsapos y abetos verdes.
Observo el mar recién arado;
veo correr moradas liebres
Pomposas olas de estiércol
limpian las lluvias de peces.
Vuelo por esta tierra azul
como un atún de vertiente.
Veo los yugos de los meros
y los anzuelos de los bueyes.
Ni a las seis ni a las cinco,
el grillo canta a las siete.
Cuando se desentierra el sol
y aparecen los nuevos trenes.
Navega el caballo en el rí­o
y rema con alas de nieve.
Trota el salmón por la ribera
con sus herraduras y siente
las hierbas entre sus crines
y el viento entre sus dientes.
La mañana tiembla de gracia.
La tarde, hoy, no se acontece.
El barco sobre la montaña
y el naranjo sobre la fuente.
El cielo funde a la tierra
y el mar ya no me sostiene.
Me hundo entre animales
grito y nadie me entiende.
Las ratas sedientas, arañan
mi blando y blanco vientre
y los gusanos hacen nidos
en mis ojos y en mis sienes.
Y las moscas ponen huevos
en mi oí­dos y en mis dientes.
Mi triste lengua da calor
a las recién nacidas liendres.
Descompuesta está mi carne,
me devoran insectos verdes.
Mi sangre se esparce en coral
y entre aires ásperos crece.
Y se enrosca en mi cuello,
aún no enterrado, la sierpe.
Y entre cucarachas, larvas,...
¡Qué vengan, y qué me despierten!

José Melián














No hay comentarios: