Margarita Mejí­a

Blanca lechuza 

Lima mi verdad
afina mi visión
tú, blanca lechuza
gato nocturno y alado
reserva el lugar sin pudor
dame los albores del poniente 

Lima, flamea.

Margarita Mejí­a




Después nada 

I

Descubro el puente
por donde el poema se abisma 

giran ruedas
y en ellas los demonios 

duele el roce
triunfa el miedo 

II

Me despierta en un sueño
tu boca en mi seno 

reclamas en público
tu potestad sobre mi cuerpo
y yo te la niego 

Después nada 

el sol brilla de pronto
una tarde cualquiera 

nos cruzamos en la calle
y caminamos 

dando pasos sobre el suelo caliente
como si pisáramos espinas.

Margarita Mejí­a



Olas 

No puedo escapar
al sonido
de la ola que rompe
en la roca 

es el mar
dando vida
a las volcánicas piedras negras 

son ellas
tallando mis pies
las que me dan vida 

y es el estallido del mar
en la curva más alta
quien me despierta 

para mirar
azulosa imagen suya
sin horizonte
bañada de luna
noche.

Margarita Mejí­a



Oración a la sal 

Sal marina redentora
si es verdad que purificas
y tienes poder para sanar
haz que la marea
derramada por mis ojos
lave mis malos augurios
riegue el mundo
lo transforme
y lo malo
se lleve lejos. 

 Margarita Mejí­a
 

 

Un verano largo, muy largo 

con árboles secos y pájaros muertos
dí­as y dí­as de sol
noches calientes
inagotables 

De vez en cuando un aguacero fugaz
es absorbido por la tierra
levanta humo y traquean las grietas 

Perros que pasan en los huesos
buscando migas de pan
buscando tanques en los patios
para saciar la sed

El pasto se quema con facilidad
las vacas
sólo costillas forradas de pelo 

Llegan con las rodillas dobladas
hasta la sombra de un árbol
y allí­ esperan la muerte 

Un verano largo como los rieles de un tren.

Margarita Mejí­a













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