Nicolás Peña

Alguien muere

Alguien muere;
en el periódico unos cuantos anuncios
cada uno con una cruz:
sus amigos
su familia
sus compañeros de trabajo
y debajo, un cupón de descuento
para unos zapatos de mala calidad.
Alguien muere y sin embargo
nadie lo echa de menos
nadie en verdad lo echa de menos.
Desaparecerá su silueta de la silla en un mes
las babas de la almohada se secarán en tres lavadas
y aunque de pronto un largo rato seguirá oliendo su aroma en la casa,
su cuerpo recién bañado y listo para comenzar el dí­a:
la verdad es que nunca nadie lo extrañará.
Alguien muere, son las doce y el sol no respeta los muertos
y las noticias de esta hora no respetan los muertos
y los vivos no respetan los muertos.

Nicolás Peña



Encuentro 

El perro y el hombre
el hombre y el perro
pasan solos por la calle
                      tristemente
mirándose las uñas.
Algunas veces el perro ladra
y se entretiene lamiendo la basura
o buscando en cí­rculos su cola,
algunas veces el hombre silba
distrayendo el vuelo de los pájaros
que lo miran desde la distancia.
Perro y hombre
hombre y perro
se encuentran torpemente
en una esquina del dí­a
sus ojos se acercan
juntando soledades
hasta que finalmente
cada uno sigue su camino
                      tristemente
hasta llegar al último dí­a.

Nicolás Peña




Las galaxias, los agujeros negros, la soledad del abuelo en las mañanas 

El abuelo sale con el sol

el abuelo y el sol salen juntos de la casa

en la calva del abuelo el sol hace círculos

la calva del abuelo tiene puntos negros morados rojos azules donde el sol hace círculos

la calva del abuelo es el universo

es Dios porque en la calva del abuelo hay supernovas galaxias agujeros negros estrellas fugaces constelaciones.

Nicolás Peña




Los pájaros 


Los árboles de la ciudad
                      están quietos,
los parques con eucaliptos
manchan el piso inestable
y las bancas rotas de madera
                 respiran en soledad
la humedad de los dí­as.
                                     El pájaro
           solitario revisa las rutinas
cuenta calles   picotea ventanas
                                 y finalmente
se cuelga como una cometa rota
                                        olvidada
                         de los cables de luz.

Nicolás Peña









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