Rubén Martín

"Es inevitable pensar en cómo será recibido lo que uno escribe, pero procuro que eso no me condicione en exceso. No creo que lo que hago sea particularmente hermético, y menos aún en esta última entrega, pero soy consciente de que para no pocos lectores, los más apegados al actual canon, Nihiloma no sería ni siquiera poesía, sino algo extraño que les empujaría a cerrar el libro tras una simple ojeada. Una “melopea” de “posmodernidad enloquecida”, como llamó recientemente un profesor español de universidad a las obras de Anne Carson y Jorie Graham. A mí me estimula mucho pensar en la reacción adversa de este tipo de mentes preclaras. Por otra parte, estoy muy contento con la acogida que está teniendo este trabajo. Pese a pertenecer al catálogo de una editorial completamente independiente, está recibiendo un considerable número de reseñas y llegando a muchos lectores que han tenido la amabilidad de compartir sus impresiones en las redes sociales. Aunque a veces no lo parezca, hay un público deseoso de nuevas formas de concebir el hecho poético."

Rubén Martín



LA ANTÁRTIDA comienza aquí. En su piel,
en sus pupilas. La caricia
desmembrada en fibra óptica, polímero,
filamento en estratos. La curva de sus labios
congelados en una hermosa ausencia
de expresión: de una espera infinita
todo puede surgir, nos dicen.

---------------------------------Todo.

----------------------------------------La blancura
------silente del glaciar, la perfección desnuda
del intercambio en códigos binarios. Iris artificiales:
en ellos no hay preguntas
ni respuestas, tan sólo una marea detenida
en el instante puro del naufragio,
en el umbral herido que separa la célula del plasma, la frontera
entre el silicio y el carbono, crisálida de mares por
---------nacer.

-----------Pandora empieza aquí.

---------------------------Un centenar de hombres
miden cada nanómetro del cuerpo,
diseñan conexiones neuronales, trenzan vasos sanguíneos
a prueba de descargas microeléctricas,
reviven la obsesión de Hans Bellmer como una sola mente colectiva,
----exploran sus confusos corredores,
la atraviesan en sueños solitarios de dominio y sumisión
en los que si te acercas a un espejo
– si te acercas demasiado – llegarás a una buhardilla
en 1934, olor a yeso y pegamento,
pasos amortiguados por densas capas de papel
y estopa, restos de anatomías mutiladas:
piernas, torsos, ombligos, anos, bocas,
fallidos cuerpos que te llevan hacia el rincón oscuro
donde Ella te espera.

----------------------La coges de la cintura,
y bailas.

-----------------Soy sólo una muñeca,
-----------------puedes hacer de mí lo que te plazca.
-----------------Puedo ser una niña o puedo
-----------------ser una madre, o no ser
-----------------nada para ti. Mis ojos son espejos
-----------------mi carne es el silencio
-----------------entre dos golpes. Y en lo que no te digo
-----------------está lo que te digo,
-----------------y en lo que no te hago está lo que hago

-------------------------------------------Un susurro
-------de colmenas celulares
te devuelve a la blancura, la asepsia
del laboratorio. Extirpas una hilera de cartílago,
la insertas en la incubadora, conectas el biorreactor.
Luz roja intermitente,
señal de anomalía: el recinto de Faraday
falló a las 6:40. Información intrusa.

Rubén Martín



POR todas partes máquinas;
ninguna luz proviene
de sí misma. Más allá de los días
y las noches construyen otro tiempo,
oculto, inaccesible; en todas partes
máquinas que laten
sus compases distintos. Aquí, también mis ojos
escriben en los tuyos algo
que no puedo leer, y que nos sustituye:
nos convierte en caminos,
raíles donde avanza la perfección del círculo.

Pero donde hay asombro, hay esperanza.

Rubén Martín















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