Lector, lectora: algunos autores te ruegan que no prestes sus libros a nadie, porque, prestándolos, pones a tus amigos en condiciones de que no necesiten comprarlos, con lo cual el escritor sale perjudicado en sus intereses. Yo, que tengo los mismos intereses que los demás autores, te ruego todo lo contrario, esto es: que prestes en cuanto lo leas el presente libro. Como la persona a quien se lo dejes no te lo devolverá, tú te apresurarás a comprar otro ejemplar inmediatamente. También ese segundo ejemplar debes prestarlo y adquirir un tercero y prestarlo, y adquirir otro más y prestarlo también… Con tal sistema, a pocos amigos que tengas a quienes acostumbres a prestar libros, yo haré un buen negocio y te quedaré agradecidísimo.
Amor se escribe sin hache, página 9
Amor se escribe sin hache, página 9
Amor se escribe sin hache, página 10
Amor se escribe sin hache, página 10
Amor se escribe sin hache, página 12
Amor se escribe sin hache, página 15
Amor se escribe sin hache, página 16
Amor se escribe sin hache, página 19
Amor se escribe sin hache, página 19
Amor se escribe sin hache, página 19
Amor se escribe sin hache, página 20
Amor se escribe sin hache, página 21
Amor se escribe sin hache, página 22
Amor se escribe sin hache, página 22
Amor se escribe sin hache, página 23
Amor se escribe sin hache, página 23
Amor se escribe sin hache, página 25
Amor se escribe sin hache, página 26
Amor se escribe sin hache, página 26
Amor se escribe sin hache, página 28
Amor se escribe sin hache, página 28
SEGUNDA: Una vez desnudas, como más me gustan las mujeres es de espaldas.
Amor se escribe sin hache, página 28
Amor se escribe sin hache, página 9
Amor se escribe sin hache, página 30
Amor se escribe sin hache, página 31
Amor se escribe sin hache, página 31
Amor se escribe sin hache, página 41
Sin embargo, Sylvia no engañó a sir Ranulfo Macaulay.
Porque sir Ranulfo Macaulay murió el día mismo de la boda.
Una aplastante angina de pecho sobrevenida al final del almuerzo de esponsales obró el milagro de que Sylvia Brums fuese, en aquel memorable martes 5 de junio, las siguientes cosas:
Amor se escribe sin hache, página 42
Amor se escribe sin hache, página 48
Amor se escribe sin hache, página 54
Amor se escribe sin hache, página 55
Amor se escribe sin hache, página 56
Amor se escribe sin hache, página 57
Amor se escribe sin hache, página 57
—Lo más saliente de mi vida es mi nariz —declaró Fermín, que tenía una nariz mezcla de la nariz de Voltaire, de la nariz de Cyrano y del obelisco a los héroes de 1808, en Madrid.
—Pero, si no recuerdo mal, tú tenías cierta afición a la Medicina —observó Zambombo.
—No recuerdas mal. La tuve. Solo que a los quince años me puse enfermo de inapetencia; el doctor me obligó a que durante treinta y seis meses tomase todos los días una medicina hecha con ruibarbo, cuasia, retama, quina y jarabe simple, y al tomar la última cucharada de aquella, mi afición a la Medicina había desaparecido completamente.
—Algo semejante le ocurrió a mi padre. Era un entusiasta de las armas de fuego, y el día que al disparársele una pistola quedó muerto en el acto, su entusiasmo por las armas de fuego se acabó de un modo radical.
Amor se escribe sin hache, página 61
—¿Y qué es lo que hacen los hombres que viven intensamente? —Se cortan la cara al afeitarse.
Amor se escribe sin hache, página 63
Amor se escribe sin hache, página 97
—¿De veras? —dijo Sylvia—. Tiempo tendrás de probarme que no mientes. Entretanto, te confesaré que me gusta tu estilo, aunque ya me doy cuenta de que en el primer día de unirse una pareja hay siempre tirantez, falta de costumbre de medir mutuas distancias y, en general, una singular extrañeza… ¡Ay! —suspiró—. Idéntica extrañeza que la que sentimos al ponernos un sombrero nuevo, o una nueva sortija, o al cambiarnos de sostén… Es terrible y cierto que el amor significa tanto en nuestra vida como un sostén, una sortija o un sombrero… Por eso el amor hay que hacérselo o elegirlo a la medida, y por eso te he elegido yo a ti: porque creo que eres «mi número».
Amor se escribe sin hache, página 104
Amor se escribe sin hache, página 107
Amor se escribe sin hache, página 115
—Con mujeres hermosas.
Amor se escribe sin hache, página 116
Amor se escribe sin hache, página 136
IDEAS DE PÉREZ SELTZ |
IDEAS DE ARENCIBIA |
LA ILUSIÓN |
LA ILUSIÓN |
Impulso inmortal de naturaleza
desconocida, que nos conduce eternamente en la vida y sin el cual nadie
podría vivir, a menos de sentirse extraordinariamente desgraciado. |
Fenómeno óptico, hijo unas veces
de la ignorancia y otras de la inexperiencia, a cuyo influjo empezamos a
vivir y del cual nos desprendemos más tarde con cierto fastidio. |
EL AMOR |
EL AMOR |
Sentimiento exquisito
inexpresable, absorbente, de naturaleza divina, que nos da la razón de
existir, padre de la vida, condensación de toda actividad y de todo goce, luz
del mundo, premio, cenit, delicia y tormento del corazón humano por los
siglos de los siglos. |
Máscara grotesca con que se tapa
el rostro el instinto; mentira gigante que utiliza la especie para crear
nuevos bípedos, hija de la civilización y del afán que tienen los humanos de
parecer superiores, que ha complicado e idiotizado la vida de los hombres. |
LA MUJER |
LA MUJER |
Criatura maravillosa,
extraordinaria, colocada en el lugar donde termina el cielo, representación
del amor y de la ternura en la tierra; destinada a enflorecer y a engalanar
la vida; sellada con el marchamo augusto y sublime de la maternidad; bella,
graciosa y en cuyo regazo el hombre puede descansar su cabeza y dormir
confiado, lejos de las turbulencias y sinsabores del vivir. |
Criatura vulgar y egoísta, de
singular belleza corporal, a quien la bobería de los poetas líricos ha
colocado una corona real que le viene ancha. La maternidad no tiene en ella
nada de sorprendente, pues da a luz sus hijos y los cría exactamente igual
que los demás mamíferos, con la diferencia a favor de estos de que son
irracionales. Cuando el hombre duerme en su regazo, sufre pesadillas. |
Amor se escribe sin hache, página 137
Amor se escribe sin hache, página 142
Amor se escribe sin hache, página 143
Amor se escribe sin hache, página 149
Amor se escribe sin hache, página 149
Amor se escribe sin hache, página 157
—Mientras las pulgas den saltos tan grandes, ¿por qué no? Las pulgas emigran de planeta a planeta.
Amor se escribe sin hache, página 164
Amor se escribe sin hache, página 165
Amor se escribe sin hache, página 183
Amor se escribe sin hache, página 186
Amor se escribe sin hache, página 189
Amor se escribe sin hache, página 209
Amor se escribe sin hache, página 214
Amor se escribe sin hache, página 221
Amor se escribe sin hache, página 221
Amor se escribe sin hache, página 233
Amor se escribe sin hache, página 279
Amor se escribe sin hache, página 286
Amor se escribe sin hache, página 293
Amor se escribe sin hache, página 295
Amor se escribe sin hache, página 298
Amor se escribe sin hache, página 302
Amor se escribe sin hache, página 311
Amor se escribe sin hache, página 327
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